TENGO 80 AÑOS Y ¡YA NO QUIERO AYUDAR A MIS HIJOS!

Desde niña sentí siempre una ternura y cuidado especial  por las personas mayores. Los adultos mayores representan para mí sabiduría y cierta vulnerabilidad cual si fuesen niños.

Recuerdo en 1998, cuando una fila enorme de “viejitos” abarrotaban las sucursales del  Banco Bital para cobrar sus pensiones una vez que éste banco absorbió las operaciones de Banco del Atlántico. Recuerdo muy bien sus caritas de angustia cuando se les indicaba que de ahora en adelante no cobrarían su dinero en ventanilla sino en el cajero automático. ¡Una máquina, no una persona! y literal y no exagero, yo lo viví, a algunos de ellos sus ojos se les rasaban de lágrimas simplemente por el temor de enfrentarse a una máquina de la cual “dependía” que tuvieran dinero para comer o no.

No estaba dentro de mis funciones, pero yo no podía con la angustia de ver a los viejitos (incluido mi papá) frente al cajero automático sin saber ¿qué hacer?. Hablé con el Gerente de mi sucursal y entre mis compañeras de la Banca Patrimonial y yo, establecimos un rol para estar en los cajeros, ayudando a las personas mayores y brindarles capacitación ¡sobretodo que no le fueran a dar a nadie más sus números confidenciales en el afán de recibir ayuda!. Fueron días y meses de enseñar a las personas mayores, con sus manos temblorosas, con sus ojos que ya no veían bien los datos de las pantallas y con la memoria que ya les fallaba para recordar un NIP de cuatro dígitos, hasta que lograran aprender y desarrollar esta nueva habilidad.

Dentro de mis cursos y con mis padres soy sumamente paciente enseñando todo lo relacionado con los bancos y el manejo de su dinero y precisamente, hace 2  años, una alumna a quien llamaré “Roberta” de 80 años compró mi curso de Mujer Impulsa Tu Riqueza desde un pequeño país de sudamérica.

Roberta es una mujer en extremo valiente y quien en los 80´as  tuvo que salir huyendo de su país natal con sus 5 hijos por temor de que la guerrilla secuestrara a sus hijos varones. Con un esposo violento y alcohólico, Roberta sacó adelante a todos sus hijos quienes ahora rondan los 50 años.

Ella aún es productiva y tiene su negocio de servicios de oficina. Su sentido del humor es maravilloso y fue todo un ejemplo de sabiduría de vida para todas sus compañeras de 30, 40 y 60 años a quienes por igual les decía que “aún estaban muy jóvenes y tenían muchos años por delante” y sí, es cierto ¿quién podía refutarle a una persona de 80 años? 

El tema financiero de Roberta es que ella ¡ya no quiere ayudar con dinero a sus hijos!

La dinámica familiar que construyó Roberta y sus hijos es que ella, teniendo un pequeño negocio, mantiene un flujo de efectivo constante pero modesto. Sus hijos, siempre han sabido “que su mamá tiene dinero” así es que cuando algo se ofrece siempre acuden a su mamá. El tema es que con 5 hijos y 18 nietos ¡todo el tiempo se ofrece algo!

Roberta en nuestras sesiones de Master Mind sin quejarse nos decía “ya me siento un poco cansada y algo me dice que ya debo guardar dinero para mi, ya no quiero ayudarles pues además pienso que les estoy haciendo daño porque ¿que van a hacer cuando no esté yo y como van a resolver sus problemas de dinero?

Ella sabía muy bien que si dejaba de ayudarles, algunos hijos lo tomarían muy mal e incluso se enojarían. Sin embargo, la situación ya la tenía tan cansada, molesta y preocupada que estaba decidida a pagar el precio. Roberta además quería aprender a invertir y tenía mucha ilusión de cambiar su dinero sobrante de su moneda local a dólares ¡eso la hacría sentir muy segura y tranquila!

A lo largo de los 3 meses que duró el curso, cada semana Roberta nos platicaba de sus avances (que no fueron fáciles).  Para empezar, Roberta había dedicado absolutamente toda su vida a trabajar y a sacar a su familia adelante. La cuestión de “usar mi dinero para lo que me gusta y disfrutar de las cosas que me gustan hacer a mi en la vida” era algo que Roberta no conocía.  El trabajo comenzó desde clarificar sus gustos y pasiones en la vida  y reencontrarse con ella misma.  Después, continuamos con reconocer todo lo que había logrado y los sacrificios que había hecho para obtenerlos. Posteriormente, fuimos a ver sus números y el patrimonio que había generado y el flujo de dinero que obtenía mensualmente de su negocio y sus gastos personales que eran mínimos. Se dio cuenta, en los números, que su fuga principal eran… ¡sus hijos de 50 años!. 

Y antes de continuar contándote sobre la transformación financiera de Roberta quiero preguntar, ¿qué hacían los hijos de 50 años pidiéndole dinero a su mamá? 

Yo tengo 47 años,  tengo la edad de los hijos de Roberta y  en muchas ocasiones hubiera querido tenerlos enfrente para decirles: ¡DEJA DE PEDIRLE DINERO A TU MAMÁ, DEJA DE GASTAR Y PONTE A PRODUCIR MÁS!

Sé, que hay momentos críticos en la vida, en donde la ayuda económica de los padres es buenísima pero, el hecho de que tus padres adultos mayores te den dinero debe de ser bajo las siguientes circunstancias:
1.- Que sea una situación temporal o un evento extraordinario

2.- Verdaderamente crítica/crítico

3.- Que les devuelvas el dinero

4.-¡Porque ellos lo van a necesitar y no olvides esta parte!

Roberta se armó de valor, uno a uno fue hablando con sus hijos, estableciendo un “dead line” de 3 meses para dejarles de ayudar económicamente, algunos se enojaron, otros le dijeron “está bien mamá”, pero Roberta continuó adelante y siguió con su nuevo plan financiero.

Al final del curso y algunos meses después Roberta me contó “querida Profe, me siento la mujer más feliz del mundo, el día de ayer, por primera vez en la vida me di un día completo para mí, pedí un taxi a mi casa que me llevó a un centro comercial, desayuné en el restaurante que yo quise, después me fui a una tienda y me compré tres blusas y dos pantalones de color colores que yo quise, luego me cansé y me senté en el lugar que yo quise a ver a las personas pasar y me compré un helado, después entré al cine a ver la película que yo quise y después pasé a una tienda especial a comprar algo muy especial. Siempre he amado el perfume Channel No. 5, era el perfume que usaba cuando yo era muy muy joven y nunca más lo había comprado porque me parecía muy caro, así es que estoy feliz con mi perfume y olerme a mi misma me hace sentir entre las nubes. Después pase a la casa de cambio y cambié, mis primeros 100 dólares así es que ya estoy teniendo mi dinero para abrir mi cuenta en dólares. Finalmente tomé otro taxi de regreso a mi casa, la más feliz. También negocié el financiamiento de las copiadoras de mi negocio y las cambié por unas más nuevas con un mantenimiento más bajo y mejoré por mucho las tasa de interés por lo que pago menos y ahorro mucho más. Y lo mejor Profe, me compré mis pinturas, bastidores y pinceles y he vuelto a pintar otra vez”.   

¡Roberta!, le dije. Qué emoción me da verte tan feliz y tan viva y tan ¡Tú!.  Si Profe, así me siento, ¡Yo!

Hay un término que busco que mis alumnas tengan tatuado en su mente “La Autonomía Financiera” que es: tomar tus propias decisiones financieras.  Cualquier mujer, a cualquier edad, debe buscar su autonomía financiera y mucho más las personas que son adultos mayores pues la dependencia financiera puede ponerlos en situaciones de vulnerabilidad extrema e incluso de abuso por parte de sus hijos, nietos y familiares. Esta situación es tan grave y generalizada que actualmente se están procesando leyes a favor de los adultos mayores. Roberta no se sentía en una situación de abuso pero sus números claramente decían que sí.  

En un artículo más adelante te contaré lo que pasó con los hijos de Roberta.

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Te envío un abrazo grande!.

Beatriz.

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