Ella es Rebeca. Está casada con Beto y tienen 3 hijos de 13, 11 y 9 años. Rebeca y Beto han cumplido 15 años de casados, él es empresario y ella es ama de casa.
Todos los días Rebeca despierta a los niños quienes asisten a un colegio privado cuya colegiatura es de las más elevadas de la ciudad. El transporte escolar pasa por ellos y rápidamente Rebeca se acomoda sus pants para salir a un club deportivo que está a menos de 10 minutos de su casa.
Rebeca toma clase de yoga y después juega un partido de tenis. Aproximadamente a las 11 am ella ya está lista para desayunar con sus amigas y seguir con su rutina diaria entre el club, la casa y los niños. Ella no tiene nada de qué temer pues Beto se encarga de mantener la casa.
Beto ingresa el dinero al hogar, tiene el negocio, paga colegiaturas, seguros y Rebeca recibe mensualmente el dinero destinado para la casa y nada le falta. Rebeca se siente muy feliz y cómoda.
En los primeros años de matrimonio, en los que Rebeca hacía alguna pregunta de tipo administrativo o financiero, la respuesta de Beto era siempre la misma: “ese es mi asunto, no te preocupes y/o no te metas”. Rebeca se acostumbró a no hacer preguntas y a vivir de acuerdo a lo que Beto le proporcionaba.
Ésa era la vida de Rebeca hace 12 años que yo la conocí. Mientras yo corría de un lado a otro para llevar a mi hijo a la escuela, después ir a atender mi negocio y estudiar la Maestría, Rebeca disfrutaba del partido de tenis y el desayuno con las amigas. ¡Qué afortunada! (pensaba yo cuando la veía).
Sin embargo, la vida es así y todo cambió hace 8 años para ella. Un día Beto se despertó con un fuerte dolor de cabeza, al día siguiente estaba cuadrapléjico y al día siguiente murió de un infarto cerebral.
Rebeca estaba en shock por la velocidad con la que se desenvolvieron las cosas y yo recién estaba con mi segunda hija quien tenía escasos dos meses de nacida. Le perdí la huella.
Hace 5 meses, Rebeca apareció como asistente en una de mis Conferencias y se inscribió al Programa de Educación Financiera. Mientras transcurrían las sesiones, tuve la oportunidad de trabajar con ella y enterarme de los cambios tan drásticos y repentinos que vivieron ella y sus hijos ahora de 25, 23 y 21 años.
Cuando Beto murió, Rebeca no sabía ni siquiera en dónde estaban las cuentas de Banco, tampoco las escrituras de la casa ni las facturas de los autos ni tampoco las pólizas de seguro médico ni de vida. Es decir, cuando Beto murió, Rebeca se quedó literalmente SIN NADA pues la familia de Beto de inmediato les dio la espalda y los hermanos que relativamente podrían haber tenido cierta información financiera sobre Beto, se desaparecieron de la vida de Rebeca.
Así como lo oyes, la dejaron sola con los 3 niños que eran sus sobrinos y con quienes habían convivido de manera cercana desde su nacimiento.
Beto, nunca había contratado los planes de seguro dentro de el colegio de sus hijos por lo que al morir, Rebeca no tenía como pagar las colegiaturas y debieron salir de la escuela. También del club, vender los autos y Rebeca comenzó a trabajar como recepcionista y dentro de una red de mercadeo.
Los niños como pudieron terminaron la secundaria unos y la preparatoria otros y no han ingresado a una universidad pues todos acarrean cuestiones emocionales y psicológicas que Rebeca no ha podido resolver con terapeutas. Ella hace su mayor esfuerzo y ahora los muchachos requieren hacer su parte.
Beto cometió otro enorme error que fue: sacar varias tarjetas de crédito a nombre de Rebeca y utilizarlas hasta el tope ¡sin que Rebeca estuviera enterada tampoco!. Él las utilizaba y las pagaba, pero al morir, las tarjetas acumularon varios pagos vencidos y los bancos y los despachos de cobranza comenzaron a llamar por teléfono ¡a Rebeca! quien era la deudora oficial.
Durante el Programa vimos y escuchamos a Rebeca llorar varias veces, pero también varias veces la vimos secarse las lágrimas y reponerse con valentía, tal cual aplicando su resiliencia financiera de la cual ya te he hablado en artículos anteriores. Ella nos dijo en alguna ocasión que “la comodidad le había salido muy cara”.
¿Y cuál es el objetivo de contarte la historia de Rebeca? Yo sé que te estoy hablando de una mujer con una situación de vida que era bastante acomodada, pero también he conocido mujeres de zonas mucho menos “nice” y con ingresos muy inferiores, que en estos momentos están viviendo exactamente la misma situación, el tema es el mismo: han preferido la comodidad de que “él sea quien se encargue de las cosas de dinero”.
Rebeca no es la primera ni será la última alumna en una situación de extrema vulnerabilidad provocada por su propia comodidad, o por aceptar las tradiciones familiares o los roles sociales. Te cuento su historia debido a las paradójicas vueltas que da la vida.
Años después fui yo, quien ahora le enseñaba a Rebeca sobre Educación Financiera. Si… yo, quien alguna vez hace muchos años la había visto como ¡alguien muy afortunada! y en efecto lo era, pero la vida le jugó una mala pasada, de esas que suceden frecuentemente y que siempre crees que no te van a pasar a ti.
Rebeca ahora trabaja, va saliendo adelante con una sonrisa y ha sido una alumna en extremo sobresaliente dentro del Programa de Educación Financiera. Ella ahora está poniendo en marcha varias ideas de emprendimiento y está ahorrando para poder invertir. Ha negociado con los bancos y va, una a una, solucionando el tema de las tarjetas de crédito.
Vivir absolutamente ignorante de los temas financieros con tu pareja, y más aún, depender al 100% de la otra persona, te pone en una situación en extremo vulnerable. Existe un riesgo latente para ti más allá de la comodidad en la que estás viviendo. Rebeca y yo queremos decirte que ¡no lo hagas!. Habla con él, investiga, guarda dinero para ti y ten un Plan financiero B.
¿Te cuento algo aún más paradójico? Mis dos abuelas maternas y mi ex suegra, vivieron una situación en extremo similar a la de Rebeca pero hace 75, 70 y 35 años. ¿Cuándo aprenderemos las mujeres a no sacrificar nuestra certeza financiera a cambio de comodidad? Entiendo que en aquella época ése era el rol ¿pero ahora en pleno año 2018?
Te recuerdo que, Educarte Financieramente es un proceso de trabajo personal y emocional.
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Te envío un abrazo grande y por favor, no cedas nunca tu poder financiero en las manos de alguien más.
Beatriz.
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Gracias por leerme y conocer más de nuestras historias de la Vida Real.
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